El Comandante Fidel Castro, Soldado de las Ideas y de la Revolución, comparte con nosotros/as el Código de Ética que deben tener los Cuadros del Estado. A continuación sus palabras:
Hoy, cuando la Revolución ha probado su madurez y capacidad para preservar las conquistas de más de tres décadas y realiza transformaciones económicas que garanticen el camino socialista en condiciones de mayor descentralización y de diversos escenarios económicos y políticos, la actividad de los cuadros de dirección requiere altos valores morales, profunda sensibilidad revolucionaria y un claro sentido del deber, que condicionen su diario comportamiento.
En estas circunstancias se reafirma cada vez más la necesidad de preservar la ética como un elemento esencial de la política nacional, como conquista de la Revolución, como guía del proceso revolucionario e hilo conductor de la gestión de gobierno.
El precepto martiano «La Patria es ara y no pedestal» significa usar la autoridad y el poder que el pueblo y la Revolución otorgan – y por los cuales debemos responder cada día, como un honor y compromiso para contribuir a la obra colectiva, que es desarrollar la sociedad socialista en condiciones complejas y adversas, pero sobre sólidas bases, gestadas a lo largo del proceso revolucionario.
Si bien la preservación de los principios revolucionarios que han conformado una genuina cultura política y ética de la Revolución es una responsabilidad de todo nuestro pueblo, quienes lo representan en diferentes niveles de dirección y ostenten funciones estatales y gubernamentales tienen el deber de actuar acorde con dichos principios como única forma de legitimarlos, tanto en el desempeño del cargo como en la vida personal.
El presente documento no constituye una simple lista de normas éticas, formula valores y principios sustentados por la Revolución que adquiere hoy mayor relevancia. Se inscribe en el conjunto de acciones éticas a las que nos convoca la Revolución Socialista por su propia naturaleza popular y sus humanos objetivos estratégicos.
Estos constituyen un culto a la dignidad y sensibilidad del hombre, desde posiciones marxistas leninistas y en síntesis con la más avanzada tradición nacional que, al sentir de José Martí, considera que «Todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada como con la pública, a su Patria».
En correspondencia con ello, nuestros cuadros han de hacer suyos los siguientes preceptos:
- Ser sinceros, no ocultar ni tergiversar jamás la verdad. Luchar contra la mentira, el engaño, la demagogia y el fraude.
- Cultivar la vergüenza, el honor y la dignidad.
- Fomentar y cumplir la disciplina, el respeto y la lealtad al Partido, a la Constitución y demás leyes.
- Educar y practicar la exigencia y el respeto consigo mismo y con los demás.
- Ser estricto cumplidor de los compromisos y de la palabra empeñada.
- Ser honrado y practicar consecuentemente la crítica y la autocrítica.
- Considerar como actitud dañina el espíritu justificativo, la inacción frente a las dificultades y errores y la ausencia de iniciativas.
- Saber rectificar buscando soluciones nuevas para problemas nuevos y viejos.
- Combatir la apatía, la indolencia, el pesimismo, el hipercriticismo y el derrotismo.
- Vincularse con los trabajadores y el pueblo, demostrar respeto y confianza en ellos y sensibilidad para percibir sus sentimientos, necesidades y opiniones.
- Basar las relaciones de amistad en la coincidencia de los principios y en la moral revolucionaria.
- Mantener una correcta administración de los recursos del Estado.
- Utilizar las prerrogativas y facultades inherentes al cargo así como los medios y recursos conferidos, sólo para los requisitos del trabajo.
- Observar en su actividad laboral y social un estilo de vida que le haga acreedor al respeto y la confianza de los demás.
- Entregarse por entero y con amor al desempeño cabal de la responsabilidad encomendada.
- La administración estatal no confiere ningún derecho, ni ninguna preferencia sobre los demás que no cumplen esas funciones.
- La corrupción denigra tanto a quien incurre en ella como a quien la tolera.
- Compartir con los subordinados las dificultades y los grandes esfuerzos, aportando y exigiendo todo el empeño y consagración necesarios.
- Apoyarse en el razonamiento colectivo y en la capacidad personal para tomar decisiones.
- Decidir, dentro de las facultades que le corresponden, sin aguardar por orientaciones superiores innecesarias, y sin temor a las consecuencias de un eventual error personal.
- Desarrollar la disposición al diálogo y la comunicación efectiva con el colectivo.
- Ser discreto y viabilizar la información pública.
- Fomentar una política de cuadros sobre las bases del mérito y la capacidad.
- Mostrarse solícitos ante los problemas de los/as compañeros/as.
- Considerar la competencia profesional, la integridad moral y el mejor derecho del trabajador sobre la base de la idoneidad y la capacidad real probadas.
- Asumir la autoridad otorgada como un honor y un compromiso, nunca como una ventaja personal.
- Asumir y contribuir conscientemente, desde sus funciones, a defender, preservar y ser fieles a los principios que entrañan la Patria, la Revolución y el Socialismo.
Otras ideas expresadas por el Comandante Fidel Castro
Creo en el hombre, creo en las ideas, creo en la capacidad humana… pero lo que distinguen al hombre de las demás especies vivientes, es la conciencia.
… el hombre tiene más virtudes de lo que se imagina… la gente tiene muchas más cualidades de lo que se imagina y nuestro deber es descubrir esas cualidades, estimularlas, promoverlas, desarrollarlas en nuestros compatriotas, sí, es una mina infinita.
… hay que trabajar con los ciudadanos en concreto, uno por uno… discutir todo el tiempo lo que haya que discutir, explicar todas las veces que haya que explicar. Enseñar, educar, no se puede hacer trabajo político en abstracto.
… Profundizar en los conocimientos, en las ideas, en lo que pasa aquí en lo que pasa en el mundo. Ser franco, ser valientes, ser veraces.
… Hoy tenemos que seguir siendo de Patria o Muerte, pero además, tenemos que convertirnos en administradores, y en buenos administradores.
… entonces poseer cualidades, conocimientos y experiencia en materia económica y en cuestiones de administración, se vuelve cada vez más importante…
… porque no se puede cuestionar el amor de nuestros cuadros por sus fábricas y por todo, pero es amor puro y tiene que ser amor fecundo, un amor que dé frutos.
… cuando hablamos de libertad y de descentralización, es para hablar de más eficiencia, no debe servir jamás para ser menos eficientes, o para malgastar, o despilfarrar o hacer lo que le dé la gana a alguien con los recursos.
… ningún interés debe prevalecer por encima de los intereses de la nación, ningún interés personal, ni de empresa debe prevalecer por encima de los intereses del país. Ese debe ser un principio sagrado, a medida que descentralicemos o demos facultades, más libertad para manejar las cosas con más eficiencia.
Hay que pensar en el colectivo de dirección, las tradiciones, las ideas, los principios.
… Pienso que eso debe ser como un voto de pureza o de renuncia que tiene que hacer cada cuadro… El desinterés, el desprendimiento, la idea a la unidad y la idea de que los hombres, cada vez más, iremos cediendo en nuestro papel, en nuestras funciones, a la tarea y al esfuerzo colectivo. Eso es clave.
Nosotros seguiremos con nuestros programas y con nuestros planes, con la necesaria descentralización que se ha planteado y, a la vez, con la necesaria supervisión para no caer en la anarquía capitalista, que es su mayor desgracia.
… el sistema capitalista produce bestias, el sistema socialista en nuestro país, en nuestra Revolución produce seres humanos. Produce un hombre diferente.
… ser revolucionario es ascender al escalón más alto de la especie humana. Hagamos nuestra esa idea.
Una de las cosas que tenía el Che, era su capacidad de promover esas virtudes y el método mediante el cual lo alcanzaba, fundamentalmente, con su ejemplo.
Los recursos humanos, bien organizados, cuánto pueden aportarnos, los conocimientos que tenemos, cuánto pueden ofrecer y producir; la buena voluntad de los trabajadores, el entusiasmo con que apoyan todas las tareas de la Revolución, cuánto pueden contribuir al avance de nuestra patria y a la solución de los problemas y dificultades más apremiantes.
… Pero somos humanos y tenemos defectos, tenemos que revisarnos constantemente… y tenemos que seguir la idea de que nuestros méritos no son suficientes, que nuestros conocimientos no son los suficientes, que nuestras virtudes no son las suficientes, y cada día, y hasta el último día, hay que tratar de ser mejor, conocer más, cultivar las virtudes, luchar contra cualquier debilidad, cualquier tendencia a la vanagloria, a la vanidad, y en los más jóvenes que nosotros, contra cualquier tendencia a la ambición personal.
Tenemos que levantar una montaña de acero contra la cual se estrelle todo …. tenemos que asegurar la supervivencia de nuestra Revolución contra cualquier desvío, contra cualquier peligro, externo o interno, hoy, mañana y siempre.
… hagámoslo no solo por el progreso y bienestar de nuestro pueblo; hagámoslo por las hermosas ideas que defendemos, hagámoslo para combatir ese insolente y despiadado sistema capitalista que no tiene porvenir, por inhumano, por caótico, por anárquico.
«La peor enfermedad, la más terrible, la más dramática que pudiera existir en el orden político, social e histórico para nuestra patria, es que un día esta Revolución sea destruida por los mismos Revolucionarios… Contra eso hay que estar inmunizado al ciento por ciento» (Comandante Fidel Castro Ruz)